¿Las Amazonas en realidad vivieron en América?

​Las amazonas fueron un motivo reiterado en las exploraciones de la era de los descubrimientos. A partir de entonces, ya no se supone que habitan en Europa o en Asia, sino en las nuevas tierras descubiertas más allá del Océano Atlántico.

Las amazonas son referidas ya en el primer relato europeo sobre América, el diario del Primer Viaje de Cristóbal Colón. En su entrada del 16 de enero de 1493 escribe, supuestamente en base al testimonio de los pobladores nativos, una versión similar a la descripción de Marco Polo:

Dijéronle los indios que por aquella vía hallaría la isla de Matinino, que diz que era poblada de mujeres sin hombres (...) y que cierto tiempo del año venían los hombres á ellas de la dicha Isla de Carib, que diz que estaba dellas diez ó doce lueguas, y si parían niño enviábanlo a la isla de los hombres, y si niña dejábanla consigo.[52]​

El conquistador de México, Hernán Cortés, refirió la siguiente información al rey de España Carlos V en su Cuarta Carta de Relación (1524). Se trata de una nueva versión del mito que ubica a las amazonas en Cihuatán, al noroeste del Valle de México.

Y así mismo me trajo relación de los señores de la provincia de Cihuatán, que se afirma mucho de haber una isla poblada de mujeres, sin varón ninguno, y que en ciertos tiempos van de la tierra firme hombres que con ellas han acceso....y si paren mujeres las guardan; y si hombres, los echan de su compañía, y que esta isla está a diez jornadas de esta provincia de Colima; y que muchos de ellos han ido allá y la han visto. Dícenme así mesmo que es muy rica en perlas y oro; yo trabajaré en teniendo aparejo de saber la verdad y hacer de ello larga relación a Vuestra Majestad....[53]​[54]​

Cortés no afirma ni refuta la versión, ni tampoco se atreve a decir a escribir que son amazonas aunque su descripción encuadra perfectamente con la mitología. Pero evidentemente estaba interesado en saber más y suponía que su rey compartía la misma sensación, pues según las distintas leyendas, las amazonas tienen cuantiosas riquezas y tesoros.

Dos décadas después, la expectativa de encontrar las amazonas en el Nuevo Mundo seguía intacta. El sacerdote Gaspar de Carvajal escribió que la expedición del conquistador español Francisco de Orellana por río Marañón en Sudamérica (1542), en la cual formó parte, sufrió el ataque de mujeres guerreras que desde la orilla le disparaban dardos de cerbatanas y flechas. Como consecuencia del impacto de esta versión, el río fue rebautizado Amazonas o río de las Amazonas.[55]​ De este modo cuenta Carvajal el supuesto encuentro con las legendarias amazonas:

(...) aquí fue una muy gran y peligrosa batalla (...) Quiero que sepan cuál fue la causa por que estos indios se defendían de tal manera. Han de saber que ellos son sujetos y tributarios de las Amazonas, y sabida nuestra venida, les van a pedir socorro y vinieron hasta diez o doce, que éstas vimos nosotros, que andaban peleando delante de todos los indios como capitanas, y peleaban ellas tan animosamente que los indios no osaban volver las espaldas, y al que las volvía delante de nosotros le mataban a palos, y esta es la causa por donde los indios se defendían tanto. Estas mujeres son muy blancas y altas, y tienen muy largo el cabello y entrenzado y revuelto a la cabeza, y son muy membrudas y andan desnudas en cueros tapadas sus vergüenzas, con sus arcos y flechas en las manos, haciendo tanta guerra como diez indios; y en verdad que hubo mujer de éstas que metió un palmo de flecha por uno de los bergantines, y otras que menos, que parecían nuestros bergantines puerco espín.[56]​

El conquistador alemán Ulrico Schmidl relata en su libro de viajes sobre la colonización española en la Cuenca del Plata (publicado en 1557) la búsqueda infructuosa del reino de las amazonas, a quienes describe según la antigua tradición griega:

Las mujeres de estos amossenes no tienen más que un pecho y sólo se juntan con sus maridos 3 ó 4 veces en el año, y si de este contacto con el marido quedan preñadas de varón, se lo mandan ellas a que se esté con el marido; más si resulta mujer, la conservan a su lado y ellas no más le queman el pecho derecho, para que no pueda criarse más. Pero la razón es esta, para hacerse diestras y poder manejar sus armas, los arcos; porque son mujeres de pelea y hacen guerra contra sus enemigos.[57]​

Las amazonas también figuran en El descubrimiento de la Guyana,[58]​ relato del caballero y marino inglés Walter Raleigh, donde una vez más se mezclan la tradición antigua y la interpretación de la información dada por los indígenas sobre tierras ricas y fabulosas, y vagas noticias sobre costumbres de festejos e intercambios comerciales:

Inquirí a los más ancianos y a los que más habían viajado entre los indígenas Orenoqueponi, pues yo que conocía todos los ríos entre el Orinoco y el Amazonas me encontraba muy ansioso por conocer la verdad de estas mujeres guerreras, porque algunos creen en ellas y otros no [...] Se tiene antigua memoria de estas mujeres tanto en África como en Asia [...] Su presencia se verifica en muchas historias, en diversas edades y provincias; pero las que están cerca de la Guyana se acompañan de hombres una vez al año, por el lapso de un mes, que por su relato entiendo que será en el mes de abril; y que en esa época todos los reyes de las fronteras y las reinas de las amazonas se reúnen; y después de que las reinas eligieron, el resto arroja suertes para concretar sus amores. Durante este mes festejan, bailan y beben sus vinos en abundancia; y una vez terminada la luna todos parten a sus respectivas provincias. Se dice que son muy crueles y sanguinarias, especialmente con aquellos que invaden sus territorios. Estas amazonas tienen almacenadas muchas láminas de oro, que consiguen a cambio de una suerte de piedras verdes, que los españoles llaman piedras hijadas, y que nosotros usamos para curar males del bazo [...].[59]​

Durante la segunda expedición de Juan Vázquez de Coronado a Costa Rica, en 1563, este registró la existencia de una clase guerrera de mujeres entre los pobladores del reino de Coctú, ubicado en la región sureste de Costa Rica, a las que los indígenas huetares llamaban biritecas. Según relató el alcalde mayor, los guerreros de Coctú empleaban como armas unas lanzas de veinte palmos y más, varas, estolicas y rodelas de cuero de danta, y sus mujeres les ayudaban en la guerra dándoles varas y lanzas y tirando piedras:

...por cuyo respeto las llaman los Güetares y otras naciones biritecas, que es lo propio que amazonas.[60]​[61]

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ariel, el príncipe del Inframundo

Dione, la Diosa que gobernó el Olimpo antes que Zeus

Yukki-Onna, la Reina de las nieves en Japón